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El dengue: una amenaza que cobra vidas año con año.

El dengue, una enfermedad transmitida por mosquitos, ha ganado protagonismo en los últimos años, especialmente en regiones tropicales y subtropicales. Aunque su presencia es constante durante todo el año, la llegada del otoño crea condiciones ideales para la proliferación del mosquito Aedes aegypti, principal transmisor del virus. Esta enfermedad, que afecta a millones de personas al año, ha puesto en alerta a los sistemas de salud, ya que puede llegar a ser letal. 

¿Qué es el dengue? ¿Un virus, una bacteria o un hongo?

El dengue es una enfermedad viral causada por un virus de ARN de la familia Flaviviridae, que se presenta en cuatro serotipos diferentes: DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4. Cada uno de estos serotipos es genéticamente único, lo que significa que una persona puede infectarse hasta cuatro veces en su vida. Si bien una infección genera inmunidad permanente contra ese serotipo, no protege contra los otros tres, lo que aumenta el riesgo de reinfección y, con ello, la posibilidad de desarrollar complicaciones más graves como el dengue hemorrágico o el síndrome de choque por dengue, ambos potencialmente mortales.

    

El virus, una vez introducido en el cuerpo humano mediante la picadura de un mosquito infectado, se propaga rápidamente. Ataca las células inmunitarias y circula por el torrente sanguíneo, afectando órganos vitales como el hígado, el corazón y los vasos sanguíneos. Los síntomas más comunes incluyen fiebre alta, dolor muscular intenso (a menudo descrito como «fiebre quebrantahuesos»), erupciones cutáneas, y en los casos más graves, sangrado interno y dificultades respiratorias.

¿Por qué se le dice dengue?

El origen del nombre «dengue» tiene una raíz cultural interesante. Proviene de la expresión swahili “ki denga pepo,” que hacía referencia a una enfermedad asociada con un “espíritu maligno” debido a los síntomas severos que provoca, como fiebre y dolor extremo. En tiempos antiguos, antes de que se comprendiera la biología del virus, se atribuían estos efectos debilitantes a causas sobrenaturales. A pesar de los avances médicos, el nombre sigue evocando una sensación de respeto y miedo ante una enfermedad que, aunque común, puede ser devastadora.

A lo largo de la historia, el dengue ha sido una presencia constante en muchas sociedades, especialmente en América Latina y el sudeste asiático, donde las condiciones son ideales para su propagación. Las primeras epidemias documentadas se remontan al siglo XVIII, aunque fue hasta el siglo XX cuando los científicos lograron identificar el mosquito Aedes aegypti como el principal vector del virus.

¿Cómo se transmite el dengue?

El dengue se transmite exclusivamente a través de la picadura de mosquitos infectados, en particular del género Aedes, siendo el Aedes aegypti el más común. Estos mosquitos son fácilmente reconocibles por las manchas blancas en sus patas y cuerpo, y lo que los hace especialmente peligrosos es que pican tanto de día como de noche. Para que un mosquito transmita el dengue, primero debe haber picado a una persona infectada, lo que lo convierte en portador del virus.

Un mito común es que los mosquitos más grandes son más peligrosos, pero el tamaño no influye en su capacidad de transmitir enfermedades. Todos los mosquitos Aedes infectados, grandes o pequeños, son igualmente capaces de propagar el dengue. Además, es importante aclarar que el dengue no se contagia de persona a persona de forma directa; siempre requiere la intervención del mosquito como intermediario.

¿Cómo prevenir el dengue?

La prevención del dengue es posible y depende en gran parte de eliminar los criaderos de mosquitos. Estos insectos depositan sus huevos en agua estancada, por lo que se recomienda vaciar recipientes como cubetas, floreros, neumáticos viejos y cualquier objeto que pueda acumular agua. Además, se deben tomar medidas para protegerse de las picaduras, como usar repelentes, ropa de manga larga y mosquiteros en las ventanas.

En las zonas urbanas, donde los mosquitos tienen fácil acceso a los seres humanos y sus criaderos suelen encontrarse en áreas domésticas, es vital la fumigación regular y la conciencia ciudadana para eliminar cualquier posible fuente de agua estancada. También es recomendable el uso de insecticidas en áreas donde se detecte una alta densidad de mosquitos.

¿Existe una vacuna para el dengue?

En cuanto a la vacunación, existe una vacuna llamada Dengvaxia, que fue aprobada para su uso en personas que ya han tenido una infección previa por dengue. Esta vacuna es efectiva para prevenir infecciones futuras, pero no es adecuada para personas que nunca han tenido la enfermedad, ya que podría aumentar el riesgo de desarrollar formas graves del virus si se administrara incorrectamente. Por lo tanto, su uso está restringido a ciertos grupos y debe ser recetada bajo estricta supervisión médica.

¿Qué hacer si me da dengue?

Si presentas síntomas de dengue, como fiebre alta, dolor detrás de los ojos, erupciones cutáneas, y dolor muscular o articular, es importante buscar atención médica de inmediato. En Uruapan, Michoacán, puedes acudir al Hospital General «Dr. Pedro Daniel Martínez» o a centros de salud locales donde se brinda atención especializada.

El tratamiento del dengue se basa en el manejo de los síntomas, ya que no existe un tratamiento antiviral específico. Es crucial descansar, mantenerse hidratado y, en algunos casos, tomar analgésicos para aliviar el dolor, siempre bajo supervisión médica. En situaciones graves, como en casos de dengue hemorrágico, la hospitalización es necesaria para monitorear los síntomas y prevenir complicaciones que puedan poner en peligro la vida del paciente.

El dengue continúa siendo una amenaza de salud pública, especialmente en regiones tropicales y subtropicales donde el mosquito Aedes aegypti es común. Aunque no existe una cura específica, la clave para frenar su expansión está en la prevención y el control de los criaderos de mosquitos. La vacunación es una herramienta útil, pero no está disponible para todos, por lo que es vital mantener prácticas preventivas como el uso de repelentes y eliminar el agua estancada. La lucha contra el dengue es una responsabilidad colectiva, y solo a través de la concientización y la acción podremos reducir el impacto de esta enfermedad.

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