Uruapan, cuna económica de Michoacán, es uno de los municipios más importantes del país. Su rica historia, su cultura brava, pero sobre todo su poder económico, lo convierten en una pieza clave para el desarrollo del estado o la estabilidad misma del occidente mexicano y sin embargo, es una bomba de tiempo.
Por eso resulta importante mirar la batalla política que se libra en La Perla del Cupatitzio. El enfrentamiento entre las facciones al poder de Morena, la carrera política para la gobernatura del 2027, la figura misma del alcalde Carlos Manzo y el cóctel de problemas sociales acumulados, han convertido a Uruapan en el escenario de un conflicto que puede decidir la historia política de Michoacán durante el próximo lustro.
La importancia de Uruapan no pasa desapercibida en las esferas más altas de la administración estatal michoacana. El mismo gobernador Alfredo Ramírez Bedolla aseguró que cerca del 25% de las exportaciones agrícolas del país se concentran en el corredor Uruapan-Zamora, lo que convierte a la región en la joya de la corona económica y un alfil político que puede inclinar la balanza en la carrera política al gobierno del estado en 2027.
El interés y los enfrentamientos políticos entre los diferentes grupos de poder han culminado en la realización de proyectos ambiciosos que, si bien pueden transformar el panorama urbano de la ciudad o su forma de administrarse a nivel municipal, no terminan de ser aceptados por completo en muchos sectores influyentes de La Perla del Cupatitzio, en gran medida por las formas o fondos que se han buscado imponer desde el principio de estas transformaciones.
Este roce por el poder en Uruapan, que al principio parecía ser solo una consecuencia más de un áspero pero pasajero periodo electoral, ha crecido de forma gradual hasta llegar a niveles preocupantes, donde palabras como desestabilización e incluso intervención han sido usadas o mencionadas en los discursos del edil municipal o en varios espacios periodísticos.
El futuro de Uruapan, al igual que el de Michoacán, depende en gran medida de cómo se manejen estos conflictos. La tensión no solo afecta el ámbito político, sino que amenaza con repercutir en el desarrollo económico y social de la región. Para muchos observadores, la clave estará en la capacidad de los actores políticos para negociar y construir acuerdos que prioricen el bienestar común, evitando caer en confrontaciones que podrían detonar una crisis mayor.
La principal misión de la política es evitar y solucionar sacudidas o conflictos sociales; esta debe ser la prioridad de cualquier gobernante o funcionario público, más allá de las ambiciones políticas, revanchas electorales o acciones desestabilizadoras. Como bien se dijo, a nadie le conviene un estallido social en Uruapan, ya que de entre todas las regiones, en la zona de La Perla del Cupatitzio, cualquier chispa puede descontrolar el fuego; es momento de dejar de arrojarle leña y comenzar a enfriar la tierra.
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